Desde que fuiste concebido encontraste calor humano, viste crecer las flores, y al marchitarse supiste el por qué y sentiste consuelo, alimentarte no fue tu preocupación, ni cubrirte del frío. Crees en el amor. Las nubes llueven y se van, dejando renovada la tierra, refrescando tu rostro.
¿Quién escucha tu llanto? Tienes quien comprenda tu alma y nadie tiene miedo de darte una mano. ¿Vives en un paraíso? Ni en tus momentos débiles tratan de aprovecharse de ti.
Puedo verte sonreír y sonrío también.
No te he visto recurrir al odio para sentirte fuerte, tu fuerza está en la fe que tienes en tus hermanos. Tus hermanos alimentan tu corazón y a su lado, aquí o allá, sientes paz.
Tú conoces el sol y le has dedicado canciones, conoces los efectos de sus abrazos sobre la tierra que pizas, mas reconoces que tú y él están hechos de la misma materia fundamental, reconoces tus lazos con las estrellas. No necesitas que te pregunte sobre tu madre, si está aquí o allá no importa, sino que sabes de su bienestar. Si el viento se llevó el aroma de tus flores favoritas, aprendiste a volar con ellas.
Toda la realidad aparente frente a mis ojos parece un sueño. Nadie se refugia del mal porque este se ha alejado, nadie evoca el no sentir, porque los sentimientos son armoniosos con la luz.
Los cánticos celestiales y los instrumentos hacen melodías mágicas. El caer o levantarse es solo un salto evolutivo para ti. Ni los precipicios congelan tus venas ni el dormir es morir, el dormir es soñar, el soñar es crear, el crear es vivir, el morir es despertar, ¡al fin lo han comprendido todos!... piensas.
(C-14-06-14)
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