Y ha vuelto todo lo gris que el alma teme, cuando ya no se llora, pero tampoco se ríe. ¿Qué se ha congelado? Imperceptiblemente se ha colado el humo en los pulmones y la respiración se vuelve lenta y ronca. Las sonrisas sin brillo y la tolerancia a lo ingrávido y vanal conforman una actitud gris de la multitud de sombras; ven pasar el horror ante sus ojos sin inmutarse. Las sombras se han dejado deslumbrar con la luz artificial, es que en la oscuridad cualquier chispa parece ser verdad.
Mientras tanto, otra flor azul se ha marchitado entre cuatro paredes, opacándose la pasión en sus ojos. Era a quien el horror le causaba tristeza y buscando consuelo perdió la visión.
¿Cómo volverá a recuperar la vida? Para amar la luz tiene que estar entre sombras, quien no se pierde a sí mismo, no puede encontrarse otra vez.